BELVÍS DE MONROY

CASAS DE BELVÍS

Ayer y hoy

Desde la prehistoria hasta nuestros días Galería fotográfica.

 

1.     LOCALIZACIÓN:

Ambas localidades se encuentran situadas en la parte Noreste de la provincia de Cáceres, junto a la Nacional V, y por tanto con unas óptimas vías de comunicación que enlazan tanto con la capital de España (Madrid), como con la capital de provincia (Mérida).

2.     ETIMOLOGÍA:

El término “Belvís” significa “Bella Vista”, lugar desde el que se divisa un bonito paisaje.

“Casas” es la palabra que utilizamos para designar, como su propio nombre indica, un conjunto de casas que bien dependen de otra localidad (Ejemplo: Casas de Belvís), o bien de una persona (Ejemplo: Casas de Don Antonio). En el caso de nuestra localidad existen otras opciones, como “Casas de San Bernardo”, en honor a su santo patrón, San Bernardo de Claraval (monje cisterciense del siglo XVI y personaje muy relevante en la Europa de su tiempo), aunque algunos utilicen esta etimología como simple oposición a una imposición forzosa. La tercera opción es la de “Las Casas”, término cuya utilización aparece ya en documentos antiguos y que prosigue aún en la actualidad.

3.     CLIMA:

El clima de ambas poblaciones es un clima Mediterráneo de interior, que, determina las prácticas agrícolas y ganaderas y se caracteriza por tener veranos secos y calurosos e inviernos húmedos y fríos, pero no extremadamente. Tanto las primaveras como los otoños son suaves y con lluvias moderadas.

 La altura de los cerros sobre los que se ubican y la proximidad al embalse de Valdecañas incrementan las lluvias y suavizan las temperaturas, lo cual ha sido muy positivo para la población a lo largo de su historia, favoreciendo la agricultura y la ganadería.

4.     ENTORNO NATURAL:

-       Flora: la vegetación primordial es la de pastos y arbolado. Destacan las abundantes plantaciones de olivos. La dehesa se compone de encinas, alcornoques, robles y matorrales, así como toda clase de escobas y retamas. En cambio, a orillas de los arroyos encontramos fresnos, sauces, alisos, chopos y álamos. Con la introducción de los cultivos de regadío en los últimos años, aparecen nuevas especies, sobre todo de pradera, como la alfalfa, el sorgo o el ray gras.

-         Fauna: actualmente es escasa, debido principalmente a la acción del hombre. Cuentan los mayores que antiguamente no era difícil encontrar lobos y zorras, sobre todo en las riberas del Tajo. En la actualidad el lobo ha desaparecido totalmente de nuestros páramos. Podemos encontrar  algún ciervo o jabalí, cada vez con menos frecuencia. Sólo destaca la caza menor: conejos, liebres y alguna perdiz. En cuanto a la ganadería destaca la lanar y el vacuno, habiendo disminuido en los últimos años la caprina y la del cerdo, antes tan abundantes.

5.     ANÁLISIS HISTÓRICO:

Para realizar este análisis histórico hay que tener en cuenta que nos referiremos a las zonas próximas y/o colindantes a ambas localidades, puesto que éstas no existirán como tales hasta los siglos XIII y XV respectivamente.

5.1. La Prehistoria: Ya en la prehistoria más lejana, el  paleolítico, encontramos un entorno idóneo para el hábitat del hombre en aquella época. La proximidad al Tajo abastece de agua y pesca, mientras que la cercanía a la llanura proporciona caza y frutos. También es importante la abundancia de manantiales, así como unos parajes defensivos óptimos que ofrecen resistencia a los posibles ataques de otras tribus nómadas. Aunque no se han encontrado restos suficientes para asegurar la presencia o asentamiento, no se descartan nuevos hallazgos en el futuro según el historiador moralo Domingo Quijada.

En el Neolítico aparecen la agricultura y la ganadería, por lo tanto los pueblos dejan de ser nómadas y aparecen los primeros asentamientos. Tenemos constancia de esos asentamientos en nuestra zona por restos cerámicos encontrados a orillas del Tajo.

En el Calcolítico, también denominado “Edad del Bronce”, se desarrolla el Megalitismo (MEGA+LITO = Grandes piedras). Estas grandes piedras suelen ser siempre monumentos funerarios. También de esta época son las pinturas rupestres de “la cueva de las Palomas”, hoy cubierta por las aguas de Valdecañas.

5.2. La Civilización romana: La calzada romana que comunicaba Emérita Augusta (Mérida), capital lusitana del imperio romano, con Caesar Augusta (Zaragoza) cruzaba el Tajo por Almaraz y pasaba por lo que es ahora la zona de Las Viñas y El Pino. En sus proximidades han aparecido numerosos restos de asentamientos romanos.

En el entorno de Las Casas encontramos unas tierras fértiles y llanas, junto al pie de monte de sus cerros, El Pino y Las Viñas, muy adecuadas para el cultivo de cereales, olivos, viñas y frutales. Debido a estas condiciones favorables se edifican villas en las que aparecen lugares de descanso para los viajeros (posadas, tabernas...), así como asentamientos para el aprovechamiento agropecuario (molinos...). Próxima a El Pino se encuentra la llamada “Fuente del Toro”; según cuenta la leyenda, los antiguos romanos que habitaban en esta zona, ante el temor de los ataques enemigos, guardaron todo su oro en un sarcófago y lo envolvieron el una piel de toro, para después arrojarlo a dicha fuente, de ahí su nombre. Aquí se han encontrado restos de mosaicos así como un sarcófago y una inscripción  que ahora ocupa el dintel de un corral cercano.

También se encontraron restos importantes de esta época el “Olivar del Centeno”, próximo a Millanes y a las Viñas. Los bellos mosaicos que aquí aparecieron se encuentran hoy en el museo de las Veletas de Cáceres y en Mérida.

Son muchos los restos hallados en la zona de la época romana: vasijas, tégulas, monedas... encontradas en el Apartadero, La Jarilla, el Arroyo de la Machacona o el Olivar del Bote, pero sin duda, el objeto más conocido de este periodo es la estela funeraria que se encuentra en la fachada de la “Casa de La Morcona”, en Las Casas. Se trata de una piedra barroqueña de unos 80 cm x 40 cm, en la que aparecen dos  bustos de distinto tamaño en bajorrelieve así como una inscripción identificativa:

LUPUS VEGETI 

AN.XII.H.S.E.T.T.L

TONGETA.TAN 

CINI.FIL.F.C.

" LUPO, HIJO DE VEGECIO, EDAD DE DOCE AÑOS AQUÍ YACE. SÉATE LA TIERRA LIGERA. TONGETA, HIJO DE TANCINO ERIGIÓ ESTE MONUMENTO.

     5.3. Los Visigodos: (Siglos V al VIII). No existen asentamientos importantes en nuestra zona,  pero si sabemos que se sigue utilizando la calzada romana para comunicar Mérida con Toledo, capital durante el dominio visigodo. La escasez de monedas visigodas nos hablan del intercambio de productos o trueque como forma habitual de comercio. Se han encontrado restos de este periodo en “La Jarilla”.

     5.4. El mundo árabe: Los árabes llegan a la península en el año 711 procedentes del Norte de África. Nuestra zona es rápidamente conquistada, puesto que al estar escasamente poblada, no ofrece resistencia ni se opone al invasor. Algunos esclavos incluso apoyarán a los recién llegados, ante la promesa de mejores condiciones de vida. Pero a estos nuevos pobladores les interesan más las grandes ciudades, así como las zonas de costa, por la abundancia del agua, para lo que seguirán utilizando la misma calzada que construyeron los romanos y de la que también se sirvieron los visigodos.

     5.5. La Reconquista cristiana: En el siglo X la frontera entre cristianos y musulmanes se establecen en el Sistema Central, produciéndose numerosos avances y retrocesos. Todo el Campo Arañuelo se encuentra en una posición fronteriza peligrosa, además la calzada romana será paso obligado de tropas musulmanas en misiones de apoyo y vigilancia, tanto para defender el sur como para intentar recuperar los territorios del Norte. En estos momentos se levantan numerosas atalayas o torres de vigilancia, que se colocarán junto a los caminos para poder controlar los desplazamientos de las tropas. Este es el caso de Medina Albalat, actual Romangordo, los restos de cuya torre pueden apreciarse aún cuando bajan las aguas de la Playa de Extremadura. Medina Albalat significa “camino bien situado”.

     Hasta bien entrado el siglo XIII no se recuperan las ciudades de Plasencia, Trujillo y Cáceres por parte de los cristianos, por lo que será a partir de ahora cuando nuestra zona goce de la suficiente tranquilidad para empezar la repoblación, la cual se produce principalmente por tres causas o razones:

1.     Vigilancia, protección y defensa de las zonas repobladas ante nuevos ataques árabes.

2.     Compensación de los reyes a los caballeros por medio de donación de tierras, en agradecimiento a los servicios prestados en las batallas o por méritos de guerra.

3.     Defensa contra los golfines, salteadores de caminos y de ganados que asolaban la comarca. Era necesario proteger espacialmente las cañadas y los corceles por los que pasaban los ganados trashumantes de la Mesta. Estos Golfines llegaron a amasar una considerable fortuna, fruto de sus correrías, llegando incluso a ennoblecerse y a construir sus propios palacios en Cáceres.

     Por todo ello, el Rey Alfonso X concede a los caballeros placentinos guardar sus propias tierras, entre las que se encontraba nuestra zona, así como la de Almaraz, Monroy, Oropesa..., apareciendo así los señoríos.

5.6. Siglo XV:

A finales del siglo XIV y principios del XV surge la población de Las Casas, en principio como una alquería (alquería=casa de campo para las tareas de labranza). Existen dos teorías sobre la fundación de Las Casas:

1.     A cargo de los pastores trashumantes de la Mesta, como es el caso de Millanes o Valdehúncar.

2.     Por parte de los propios vecinos de Belvís, como Trujillo y sus arrabales.

El cronista Domingo Quijada se decanta por esta segunda opción, por varios motivos:

-         En primer lugar, la creación de nuevos asentamientos favorecían notablemente los intereses de los nobles propietarios del señorío, que incrementaban así su área de dominio. Además, la repoblación de otros territorios daba mayor número de fieles o súbditos al señor, lo que aumentaba sus ingresos, al haber más personas que le paguen impuestos y que al mismo tiempo le aseguren un mayor número de soldados para sus tropas en caso de combates.

-         En segundo lugar, y como vimos en la etimología, el propio nombre hace referencia a una prolongación de un núcleo principal.

-         Por otra parte, existen documentos referidos a este periodo en los que se menciona que la fundan “trece vecinos en la cortedad de un tiro de bala de la aldea a la villa, siendo así que dista como media legua”.  También cita este documento que “las casas y edificios de esta población son mucho más modernos que los de la Villa”. La mención de la distancia a la que se hallan, así como la comparación entre sus edificios, relacionan estrechamente ambas poblaciones.

Cuando analizamos el clima, vimos las propiedades favorables de nuestra zona para las actividades agropecuarias. Esta será una de las principales causas de la aparición de Las Casas. Toda esta zona contaba con importantes áreas de pastoreo en los altos, así como buenas llanuras para la agricultura. A esto hay que sumar la existencia de abundantes manantiales que favorecen los cultivos. Tanto agricultores como ganaderos de la Villa se desplazaban diariamente hasta estos páramos para el aprovechamiento de sus óptimas condiciones. Algunos empiezan a construirse chozas para establecerse temporalmente, pero estos asentamientos irán creciendo progresivamente, dando lugar a la población actual, cambiando esas primeras edificaciones provisionales por unas estables y definitivas, ya a principios del siglo XVI.

Esta fórmula será muy repetida en otros señoríos, sirva de ejemplo Oropesa, Plasencia o Talavera, pero a diferencia de todas éstas, Las Casas no conseguirá su libertad, excepto durante un breve periodo de tiempo durante la Segunda República.

Al mismo tiempo, finales del siglo XIV y principios del XV, en tiempos de Diego Gómez de Almaraz, 4º Señor de Belvís, el rey Enrique II concede a Belvís el título de Villa, por ser este señor gran vasallo y fiel servidor del rey.

El título de Villa se otorgaba al lugar más destacado del mayorazgo (el mayorazgo era un privilegio personal que el rey otorgaba a una persona por sus servicios a la corona, mediante el cual sus posesiones pasan indivisibles a su primogénito. El mayorazgo de Belvís había sido concedido al 2º Señor de Belvís, Alfonso Pérez del Bote, en 1329). Este lugar debía estar dotado con las mejores infraestructuras del señorío, por ser allí donde el señor residía habitualmente, y desde donde administraría justicia a partir de ahora sobre los villanos y vasallos de sus dominios. Pos tanto, según esta fórmula medieval, el señor del lugar era dueño de la jurisdicción, es decir, él nombraba los cargos de justicia y del Ayuntamiento y establecía los impuestos.

Testigo evidente de estos hechos es “el Rollo” de Belvís, también llamado la horca o picota, que acredita la categoría de Villa.

El rollo es el emblema de la jurisdicción. Se coloca en la plaza de la Villa, simbolizando el poder del señor feudal para administrar justicia sobre los vasallos. En él se exponía a los reos a la vergüenza pública para que fuesen humillados y apedreados por los vecinos de la Villa. En la picota se producían las condenas a muerte, sobre las que se colgaba la horca o los miembros cortados o mutilados de los ejecutados. En la horca sólo morían los villanos, los nobles y caballeros, si eran condenados, eran degollados.

5.7. El siglo XVI:

Si hay una razón por la que se caracteriza este siglo es sin duda por la colonización de América. Muchos serán los extremeños que se embarquen en la aventura americana, en busca de fortuna y prestigio unos, otro sólo en busca de la paz espiritual, y entre ellos, como no, algunos de nuestra insigne villa:

-         Martín Álvarez, que embarcó en 1527.

-         Francisco Pizarro, que partió con el anterior, y que no debe confundirse con el de Trujillo.

-         Licenciado Biezma, clérigo que estudió teología en Alcalá y que llegó a Honduras en 1557.

-         Rodrigo Halcón, hidalgo belviso. Llega  a México en 1532.

-         Diego Martínez, sacerdote, que en  1535 ya se encuentra en Panamá.

-         Gonzalo Palomo, que parte de Belvís en 1517.

-         Los Doce Apóstoles, frailes del convento franciscano, que llegarán a México en 1524, solicitados por Hernán Cortés.

 

Los Doce Apóstoles de México: Pioneros evangelizadores del Nuevo Mundo.

La fundación del convento de San Francisco, en las proximidades de Belvís, el 5 de diciembre de 1509, no es un hecho destacable en sí, a no ser porque en aquel acto se reconocía implícitamente por nobleza y clero, la legitimidad de los ideales de renovación o la reforma espiritual que desde hacía unos años venían reivindicando un grupo de frailes “proscritos” o “Iluminados”, con Fray Juan de Guadalupe a la cabeza, conocidos también como “descalzos” o “del Santo Evangelio”. Estas ideas provocan una reestructuración en el seno de la orden franciscana, al mismo tiempo que se extienden rápidamente a otras órdenes religiosas, agitando incómodamente los ánimos de aquel clero de finales del siglo XV, que habían llegado a su más alto grado de relajación, ambición, corrupción y baja espiritualidad.

Nuestro convento tubo un papel fundamental en estos hechos, pues varios de aquellos frailes reformistas, que habían sido expulsados de sus emeritorios y perseguidos como herejes, se refugiaron en este lugar apartado y tranquilo, desde donde difundieron sus ideas de lo que debía ser la nueva iglesia, fundada en los principios franciscanos, basados en un estricto régimen de pobreza, humildad, caridad, sencillez y penitencia.

Cuenta la leyenda, que en tiempos inmemoriables, cayó del cielo una enorme pedrisca de extraordinaria magnitud. Las piedras de hielo arrasaron las cosechas de toda la comarca, excepto las de la Villa de Belvís; exactamente sobre el berrocal en el que había aparecido una virgen, se acumuló la granizada. Este hecho extraño y milagroso fue considerado como un signo divino para que, sobre ese monte se construyera una ermita. En un chozo cercano a la ermita vivía un ermitaño. A principios de 1500 llegarán a hacerle compañía dos frailes franciscanos que habían sido expulsados de Trujillo: Juan de Guadalupe y Pedro de Melgar, acusados de iluminados. Estos frailes consiguieron que el obispo de Plasencia, Don Gutierre de Toledo, les concediera licencia para fundar en el Berrocal un pequeño monasterio donde pudieran albergar a los descalzos renovadores que vagaban por Castilla y Extremadura (1505). Aquel solar, unos metros por debajo de la ermita, pertenecía a los señores de Belvís y Condes de Deleitosa, Don Francisco de Monroy y su esposa Doña Francisca Henríquez, quienes lo donan a los monjes del Santo Evangelio, corriendo con los gastos de la edificación, y convirtiéndose así en protectores de los descalzos cuando aún se hallaban en la clandestinidad.

En 1515 muere Juan de Guadalupe, el iluminado que había conseguido reclutar en Belvís a un grupo de hombres idealistas y cultos que estaban dispuestos a intentar evangelizar el Nuevo Mundo.

El otro fundador del monasterio del Berrocal, Pedro de Melgar, antigua militar y gran aventurero, desaparece de Belvís antes de1520. Según algunos autores se hace misionero y muere martirizado en África. Pero según recoge Bernal Díaz del Castillo en su obra “La Historia Verdadera”, aparece en Nueva España, en 1521, un tal Pedro al que apodan “el Melgarejo” y que entabló una gran amistad con Hernán Cortés (miembro de la Familia Monroy por parte de madre). Esta amistad entre ambos explicaría insistencia de Hernán Cortés al emperador Carlos V para que éste le enviara Franciscanos descalzos, como los únicos capaces de conseguir la conversión de los indígenas a la religión católica. La relación de Pedro Melgarejo con el monasterio del Berrocal aclara también que este noviciado de los descalzos se halla convertido en el centro más importante de la iniciación misionera durante la primera mitad del siglo XVI.

Fray Pedro volvió a España y convenció a muchos iluminados para que dejaran la penitencia y se dedicaran a la conquista espiritual de América.

El primer grupo de descalzos del Berrocal salió rumbo a México en 1523. Era un grupo elegido de doce iluminados, austeros, cultos y entusiastas, provenientes de toda España.

Entre estos primeros doce, destacó el superior, Fray Martín de Valencia, hábil coordinador de la los misioneros descalzos, aceptó la mitología y los rituales de los indígenas, que él consideró evangélicos, contribuyendo así a la eficacia misionera.

Otro miembro destacado de esta expedición fue Fray Toribio de Benavente, historiador y lingüista, que escribió “Historia de los indios de la Nueva España”.

Fray Antonio de Ciudad Rodrigo, volvió a España, a tramitar con Carlos V el Estatuto de los indios y a protestar por su esclavitud. Aprovechando la ocasión se fue a Salamanca a reclutar misioneros.

El único de Los Doce que no se enamoró del Nuevo Mundo fue Fray Juan Xúarez, que volvió a España para entrar en la Cartuja, pero una “voz divina” le ordenó que se quedara en el monasterio del Berrocal, donde murió y está enterrado

En aquella Nueva España fundaron ciudades, conventos y escuelas, llevando a cabo una importante labor, tanto docente como espiritual, sin la que hubiera sido imposible el entendimiento y la simbiosis, tanto racial como cultural entre dos mundos tan radicalmente opuestos.

Tenía razón Cortés, porque el éxito de los descalzos fue inmediato y apabullante, y sin duda contribuyeron a que la colonización fuera menos cruel.

A finales del siglo XVI las autoridades civiles y religiosas les fueron marginando, siendo incluso perseguidos por su defensa de los nativos y su oposición a los lujos y riquezas que tanto militares como otras órdenes religiosas arrebataban a los indígenas. Además, habían entrado en contacto con la cultura y la religión indígena, lo que los hacía sospechosos de herejía.

El convento de San Francisco se convirtió en el centro promotor de la evangelización del Nuevo Mundo, hasta él llegarían frailes de todas las provincias para prepararse en su tarea misional.

Estos son los nombres de esos Doce Apóstoles pioneros de la Evangelización:

1.     Fray Martín de Valencia.

2.     Fray Francisco de Soto.

3.     Fray Martín de La Coruña.

4.     Fray Juan Xúarez.

5.     Fray Antonio de Ciudad Rodrigo.

6.     Fray Toribio de Benavente.

7.     Fray García de Cisneros.

8.     Fray Luis de Fuensalida.

9.     Fray Juan de Rivas.

10. Fray Francisco Jiménez.

11. Fray Andrés de Córdoba.

12. Fray Juan de Palos.

Sirva nuestro recuerdo de homenaje.

5.8. El siglo XVII:

Este será un siglo muy difícil, que se inicia con una epidemia de peste que afectará a nuestra localidad y continua durante prácticamente todo el siglo, que se remeta con la Guerra de Sucesión, provocando un importante descenso demográfico. En este siglo ya no aparecen los censos de las alquerías de Campillo de Belvís y Casares, que habían surgido durante el esplendor del señorío, lo que nos demuestra que se han despoblado, seguramente por las guerras, el hambre y la miseria. Este abandono provoca su desaparición, como otros tantos lugares del Arañuelo.

Durante este siglo, la economía sigue siendo agropecuaria, de autoconsumo, y en ocasiones ni siquiera eso, pues es una época de grandes calamidades.

Por otra parte, a principios de este siglo se termina la iglesia de Las Casas, consagrada a San Bernardo, patrón que suscita una gran devoción en el lugar, por lo que algunos intentarán incluir su nombre en la localidad, renunciando así a la independencia de Belvís.

5.9. El siglo XVIII:

Este siglo comienza con la Guerra de Sucesión (1701-1714), que viene a rematar un siglo plagado de epidemias y calamidades.

El rey Carlos II muere sin descendencia, al ser incapaz de engendrar un heredero tras dos bodas infructuosas. En 1701 deja en testamento la corona española a Felipe Anjou (Felipe V), nieto del rey francés Luis XIV. Con él llega la dinastía Borbónica a España, ante lo que se levantarán los Austrias, con el archiduque Carlos a la cabeza, pues era enemigo de los franceses y pretendiente de la corona española.

Los aliados de Carlos de Austria se apoderan de toda esta zona, mientras que el duque de Berwick, aliado de Felipe V, se establece en Oropesa. Las consecuencias de este conflicto, como las de todas las guerras, fueron las represalias, saqueos, muertes, subidas de impuestos y huida de la población en toda la comarca, por lo que se produce un claro descenso demográfico.

A mediados de este siglo se producirá un cambio significativo en las cuestiones administrativas. Hasta ahora, el Conde de Oropesa poseía la jurisdicción, y por lo tanto, era él, como dueño del señorío, el que elegía los cargos de justicia y del Ayuntamiento. En 1769, bajo el reinado de Carlos III, se disponen nuevas ordenanzas; a petición de los vecinos de Las Casas se reorganiza la administración del municipio común: se decide que el juzgado municipal estará compuesto por tres vecinos de Belvís y uno de Las Casas. El juez residirá en Belvís y este cargo recaerá tres años en un vecino de Belvís y uno sobre un vecino de Las Casas. También se decide que haya un alcalde pedáneo en Las Casas. Existe ya un gran interés en la independencia de Belvís.

También a mediados de este siglo XVIII muere sin descendencia el 10º Conde de Oropesa, por lo que este condado, junto con el de Deleitosa y el señorío de Belvís pasará a manos del Duque de Alba, emparentado con los Álvarez de Toledo. En 1776 estos condados, junto con el señorío de Belvís llegan a manos de Doña María del Pilar Teresa Cayetana de Silva, Duquesa de Alba,  Condesa de Oropesa y Deleitosa y Señora de Belvís entre otros títulos y amiga del pintor más relevante del Neoclasicismo español, Francisco de Goya.

Algunos aspectos económicos de este siglo repercutirán posteriormente en la problemática social del siglo XX, por lo que no debemos dejar de hacer mención sobre ellos:

Como ya dijimos, la economía de ambas localidades se basaba en las actividades agropecuarias: agricultura y ganadería. Existen cuatro tipos de propiedades de la tierra:

1.     Fincas Señoriales: tierras pertenecientes al señorío, y por lo tanto propiedad del Conde de Oropesa.

2.     Bienes de Propios: tierras que pertenecen al Ayuntamiento, fruto de donaciones señoriales o de la corona. El alquiler de estas tierras ofrece al Ayuntamiento beneficios para sufragar los gastos municipales.

3.     Tierras Comunales: pertenecen a todo el pueblo y entre ellas se encuentra “La Dehesa Boyal”, en la que pastaban gratis las yuntas de labor, bueyes en su mayoría, de ahí su nombre.

4.     Tierras de pequeño o mediano tamaño que pertenecen a la iglesia o a los vecinos. Estas tierras son fruto de donaciones de los sucesivos señores a los labradores.

Existen tierras de mala calidad, que a veces debían dejar en barbecho durante diez años. Cuando aumentaba la población se roturaban tierras marginales, que no solían labrarse por ser montuosas y necesitar mucho trabajo. Estas tierras las cedía el municipio durante diez años sin tener que pagar arriendo.

5.10. El siglo XIX:

La Guerra de La Independencia:

      A principios de este siglo, concretamente en 1807, Napoleón, con la excusa de invadir Portugal, (país aliado de Inglaterra, con la que se encontraba en guerra), penetra por el País Vasco con tropas francesas que se irán estableciendo en las principales ciudades españolas, dejando entrever sus verdaderas intenciones: conquistar España. Ante esta situación, el rey Carlos IV abdica en su hijo, Fernando VII, a los que Napoleón reúne en Bayona en 1808 para actuar de intermediario, consiguiendo arrebatarles las corona y entregándosela a su hermano José Bonaparte. Sin embargo el pueblo español no estará de acuerdo con esta coronación, por lo que se produce el levantamiento del dos de Mayo en Madrid, comenzando así la Guerra de la Independencia (1808-1814).

    En el verano de ese mismo año, los españoles establecen el Cuartel General del Ejército de Extremadura en Navalmoral, donde instalan un Hospital. Pero en Diciembre, los franceses ya han ocupado toda el margen derecho del Tajo, incluyendo Navalmoral, Las Casas y Belvís. Se suceden ahora los enfrentamientos para conquistar los puentes y vados del Tajo, que les permitan pasar al otro margen del río (entre ellos el puente de Almaraz o los vados de Mesas y Belvís, en los que había una barca propiedad del duque de Alba, que arrendaba al mejor postor).

    Desde Almaraz, los generales españoles combaten a los franceses hasta la llegada de nuevas tropas francesas de refuerzo, que asolarán la comarca, como recogió el párroco de Belvís Don Manuel Talaván en 1810: “Los franceses hicieron los mayores estragos y fierezas que se pueda imaginar: robando la parroquia alhajas de oro y plata, ornamentos sagrados y otros instrumentos valiosos; destruyendo el retablo barroco, el órgano, las imágenes y los libros de la iglesia; profanando tumbas para robar las joyas a los difuntos y arrasando la localidad”.   

    La represalia francesa queda la zona plagada de muertes, hambre y miserias. Las casas fueron destruidas, se requisaron los ganados, el grano, los alimentos y el dinero, hubo detenciones, torturas y profanación de templos, huyendo algunos vecinos a la sierra, dejando sumida la comarca en una gran miseria. Además, una vez acabada la guerra, se produjo una gran epidemia de peste, que provocó numerosas muertes a causa de las penurias provocadas por la guerra.

Durante este conflicto, adquiere protagonismo el Marqués de La Romana, que consigue varios triunfos, recibiendo como premio algunas tierras que sus descendientes ampliarán posteriormente

Disolución de los Señoríos:

En 1802 muere Cayetana de Alba sin descendencia, por lo que todos sus bienes pasan a la corona. Pero el Duque de Frías reclama el condado de Oropesa (que incluye el señorío de Belvís) como legítimo heredero, al ser primo de Cayetana, ganando el pleito en 1806. El ducado de Alba pasará a otro de sus primos, Carlos Fitz-James Stuart (antepasados de la actual duquesa de Alba).

En 1812 las Cortes se reúnen en Cádiz y aprueban la primera Constitución Española, a la que llamarán “La Pepa”, pues fue aprobada el día de San José (19 de Marzo de 1812). En ella se disuelven los señoríos jurisdiccionales, tanto los seculares como los eclesiásticos.

Pero una vez terminada la guerra, en 1814, vuelve Fernando VII, que deroga la Constitución y de nuevo estas tierras vuelven a manos del Duque de Frías.

En 1820 llega al poder el partido liberal, que repone la Constitución y por tanto se disuelven de nuevo los señoríos, pero sólo los jurisdiccionales (Administración y justicia), ya que las tierras siguen siendo propiedad del Duque. Y no será hasta la Constitución de 1837 cuando se disuelva el régimen señorial y se devuelvan los condados a la corona. Prueba de la devolución del título de Conde de Deleitosa a la corona es que actualmente quien detenta este título son los Duques e Badajoz (la hermana del Rey).

Los nobles tienen que aportar sus títulos de adquisición para legalizar su situación, pero no todos los poseen, lo que ocasionará numerosos problemas. Este es el caso del Duque de Frías, que tiene que declarar enajenables unas 33 fincas de su propiedad, que serán subastadas en 1850, adquiridas las pertenecientes a los términos de Belvís y Almaraz  por el Marqués de La Romana, descendiente de aquel otro Marqués de la Romana al que se le habían concedido tierras como premio a sus éxitos en la Guerra de La Independencia.

La reforma Agraria. Desamortizaciones:

A mediados de este siglo XIX el gobierno progresista aprueba lo que se vino a llamar “La Reforma Agraria”. Con esta medida se intentaba favorecer el acceso a la propiedad de la tierra a los agricultores, así como conseguir dinero para el Estado y los Ayuntamientos.

Pero la pretendida reforma no fue tal, ya que los verdaderos perjudicados fueron los campesinos, que verán aumentar el precio de los arriendos al mismo tiempo que desaparecen las tierras comunales, en beneficio del Estado, la nobleza y la burguesía, que se convertirán en los verdaderos propietarios de las tierras.

Una de las medidas adoptadas para conseguir esta “Reforma Agraria” son las Desamortizaciones, llevadas a cabo por Mendizábal en 1836 y por Espartero en 1841, y que consisten en la expropiación de los bienes de la Iglesia. En Belvís y Las Casas se desamortizaron los bienes pertenecientes a los conventos, así como a la parroquia, además de algunas casas y otras dependencias (cuadras) procedentes de donaciones efectuadas por los vecinos a la iglesia.

En 1855 la ley Madóz amplía las desamortizaciones o expropiaciones a los bienes civiles o comunales, dificultando aún más  a los agricultores la posibilidad del disfrute de estas tierras que venían utilizando desde hacía tiempo.

Los principales compradores de estos bienes expropiados fueron dos:

-         Urbano González Corisco (padre de los González Serrano), notario de Navalmoral que adquiere las propiedades de los conventos, La Jarilla, Dehesa Vieja y Los Cerros, junto a numerosas fincas en el resto de la comarca.

-         El Marqués de la Romana, que compró algunas de las fincas que el Duque de Frías había tenido que enajenar, acumulando en nuestra zona cerca de 2.000 hectáreas, así como el barcaje del Tajo, entre las que se encuentran el Olivar del Bote, la Machacona, Huertas o El Campillo.

Este Marqués de la Romana adquirirá casi 27.000 hectáreas en toda la provincia, entre las heredadas de sus antepasados, las compradas al Duque de Frías y las que adquirió al Marqués de Salamanca, quien las había comprado en la desamortización y vendido posteriormente para construir su barrio en Madrid.

 

Poco después el Marqués de La Romana se desprenderá de varias propiedades, quedándose sólo con las mejores, caso de Belvís y Almaraz.

 

En estas desamortizaciones, así como en el régimen señorial se halla la clave de la crisis agraria y social de los siguientes años. La consecuencia más directa será la aparición de un conjunto de agricultores y ganaderos sin tierras suficientes para cultivar ni para alimentar a sus ganados, teniendo que arrendarlas a precios demasiado elevados. Se agudizan las clases sociales, apareciendo por una parte los movimientos de izquierda, que reclaman medios para subsistir, y por otra parte el Caciquismo, para defender sus privilegios, que serán las bases de las actuales ideologías.

5.11. El Siglo XX:

El principio de este siglo XX va a estar marcado por frecuentes crisis a nivel político, económico y social.

 En la cuestión política, ya a finales del siglo anterior, en la Constitución de 1876 se establecerá el bipartidismo, un sistema mediante el cual dos partidos se alternarán en el poder, produciéndose un fuerte avance de la democracia, que aumentará en 1890 con la consecución del Sufragio Universal. Uno de estos partidos es el Partido Conservador, apoyado por la aristocracia, los terratenientes y la alta burguesía, y el otro el Partido Liberal, cuyos partidarios son la burguesía industrial y la población urbana.

   Pero este mecanismo quedó totalmente desvirtuado, porque en realidad las elecciones no funcionaban libremente, sino que eran manejadas siempre desde el poder. La opinión del hombre de la calle estaba siempre controlada por los personajes que dirigían la vida política y la económica: ministros, diputados, altos funcionarios, nobleza terrateniente y burguesía. De ellos surgió la figura del “cacique” un personaje destacado sobre todo en los pueblos o zonas rurales, pues regulaba el movimiento político de la zona y controlaba los votos, utilizando métodos inadecuados o fraudulentos, como el denominado “pucherazo”, que consistía en la compra de votos, coacciones electorales, amenazas en el trabajo..., etc.

  En nuestra zona el bipartidismo estaba representado por el Marqués de la Romana por el partido conservador y Rosado Gil por el Liberal como diputados por este partido judicial, cuya cabeza era Navalmoral.

  En cuanto a la crisis de índole económica, durante los primeros años del siglo XX, nuestra comarca trata de recuperarse de los problemas derivados del siglo anterior, consecuencia de las sucesivas guerras, de las desamortizaciones, y de la miseria y pobreza provocadas por ellas.

  En esta época se explotaba en nuestra zona una mina de fosforita, llamada San Román, en términos pertenecientes a los herederos de Urbano González Serrano, en Casas de Belvís.

  Por otra parte, en 1914 comienza la Primera Guerra Mundial, y aunque España se declara neutral, desde Europa se reclaman distintos productos y alimentos por los problemas de abastecimiento en los países que se hallaban en el conflicto, demanda que originará la subida de precios. A nuestra localidad le afectará gravemente esta crisis de subsistencia, complicando aún más la situación ya existente.

  En el ámbito social, las sucesivas crisis incrementan las diferencias entre las crisis sociales. Además las terribles epidemias no cesaban, que recaerán principalmente sobre los niños y los jóvenes. En 1909 la viruela, en 1910 y 1914 el sarampión, y en 1918 una extraña gripe que ataca con virulencia, asolando muchas zonas, no sólo de nuestra zona, sino también de España y Europa.

 

La Dictadura de Primo de Rivera:

 

    Frente a esta total desorganización tanto política, como económica y social, el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera decidió asumir un gobierno fuerte y reclama el poder mediante un golpe de Estado, que contará con el apoyo de la burguesía e incluso con el de los socialistas o movimientos de izquierdas (entre ellos agricultores y ganaderos), que esperaban lograr reformas sociales y políticas.

  Durante el periodo dictatorial (1923-1931) la situación en nuestra zona sigue siendo crítica, con altos precios y bajos salarios.

  En 1926 se crea la Sociedad Hidroeléctrica Morala, que instala una central hidráulica en el Tajo, en el término de Belvís.

  Durante esta época comienzan los verdaderos intentos de separación o independencia de Las Casas. En estos momentos ésta tenía más habitantes que Belvís, y aunque las tensiones venían ya de años atrás, todo empezó en 1927, al tener que compartir un solo médico para las dos localidades, que residía en Belvís, lo que suponía un grave trastorno para los vecinos de Las Casas, por lo que éstos piden la independencia.

  En 1928 los belvisos rechazan la segregación, alegando no haber medios suficientes para ambos municipios, lo que ratifica un año después el Ministerio de la Gobernación, quien lo pasará a las Cortes.

 A finales de los años veinte, la dictadura va perdiendo adeptos y colaboradores, entre ellos los agricultores y ganaderos que la habían apoyado en un principio, creyendo en Primo de Rivera y en sus promesas del reparto de tierras y de acabar con el caciquismo, promesas que no verán cumplidas.

  La situación se complica en 1930, al empezar a advertirse en España los primeros síntomas de la crisis económica mundial iniciada en 1929. En 1930 dimite Primo de Rivera y en 1931 se proclama la Segunda República.

 

  La Segunda República:

  En las primeras elecciones republicanas gana la coalición formada por Acción Republicana de Manuel Azaña y el Partido Republicano Radical de Lerroux. Miembro destacado de Acción Republicana era José Giral, que estaba casado con una morala, hija de Francisco González Serrano y nieta de Urbano González Corisco, cuya familia poseía propiedades en nuestra zona. Pese a ser casi paisano, Giral no fue votado en Belvís, pues apoyaba la segregación de Las Casas, motivo por el cual si fue votado en este lugar.

  El tema de la separación entre Las Casas y Belvís iniciado años atrás, estalla ahora con intensidad. Las Casas cuenta en estos momentos con mayor número de habitantes que Belvís, por lo que el número de concejales de esta localidad también es mayor (seis de Las Casas y tres de Belvís). Al ser los caseños mayoría reabren el expediente de separación y se reúnen en una Sesión Ordinaria en Las Casas, en la que acuerdan la segregación con el nombre de Casas de San Bernardo, a lo que se vuelven a oponer los ediles y vecinos de Belvís. El Ayuntamiento de Casas de San Bernardo empieza a funcionar en Octubre de ese mismo año de 1931, pero el alcalde y los concejales de Belvís se niegan a entregarles los libros de cuentas y el Pósito, así como la mitad de la Dehesa Boyal que los caseños reclamaban, lo que dará lugar a múltiples conflictos, multas, enfrentamientos, intervenciones de la Guardia Civil y de Asalto, detenciones, etc.

  En 1932comienzan las obras de la carretera que enlazará Navalmoral con Belvís, pasando por Millanes y Las Casas, y mientras tanto siguen los enfrentamientos entre belvisos y caseños. Estos últimos piden al Gobernador que convoque elecciones propias, y no conjuntas con Belvís. Al mismo tiempo, también solicitan que se publique la segregación en los medios oficiales, lo que será denegado mientras no se resuelva el Recurso Contencioso-Administrativo que los de Belvís habían interpuesto a Las Casas por la separación.

  En 1933 se fija con los topógrafos el deslinde, pero continúa el conflicto, pues los de Belvís subastan la labor de la mitad de la Dehesa, parte que reclamaban los de Las Casas.

En este año se convocan las elecciones municipales, lo que genera numerosos altercados en el orden público. En estas elecciones votan por primera vez las mujeres, pero quienes no lo hacen son los vecinos de Las Casas, pues tenían que votar conjuntamente con los de Belvís, pues aún no habían recibido la confirmación oficial de la segregación, a lo que se oponen.

  En los años siguientes siguen los enfrentamientos, por los cobros de impuestos, los actos de deslinde... etc., mientras que otra nueva oleada de gripe llega a la zona, originando un nuevo conflicto, ya que los de Las Casas solicitarán un médico titular para atender a sus enfermos.

  En 1936 se convocan elecciones generales. En éstas tampoco votarán los caseños, ya que aún no se había aprobado su independencia de manera oficial. Pero ya en este año la crisis obrera es alarmante. La República no había solucionado los problemas de los españoles.

 

  La Guerra Civil Española:

  En estas últimas elecciones de 1936 había resultado vencedor el Frente Popular, de clara inclinación izquierdista. Tras este triunfo, varios generales del ejército, entre ellos Franco, Mola y Queipo de Llano, van perfilando una conspiración de las derechas. En Julio de este mismo año se produce en Melilla el levantamiento nacional. El General Franco tomó el mando de los ejércitos de Marruecos, mientras que Mola dirigía los del Norte, por lo que la sublevación irá avanzando por el Norte y por el Sur, intentando llegar a Madrid y tomar la capital del país.

  Este levantamiento gana adeptos en las zonas rurales, que veían la posibilidad de mejora con el cambio, mientras que fracasa en las grandes ciudades y centros industriales. El hecho de que ni triunfara ni fracasara rápidamente provoca la escisión del país en dos. Lo que dará lugar al estallido de la Guerra Civil.

  Ante la gravedad de la situación en España, los países europeos se declaran neutrales, aunque la Rusia comunista apoyará a los republicanos, mientras que la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini se decantarán por los militares sublevados al mando de Franco.

  Nuestra zona será paso obligado de los nacionales para llegar a su meta: Madrid. A los pocas días del levantamiento cae Navalmoral, y con ella toda la comarca, pero los pueblos situados al Sur de ella (Valdehúncar, Millanes, Belvís y Las Casas) son recuperados por los republicanos, ya que este flanco era más abrupto y con peores comunicaciones. Poco después será de nuevo recuperados por las tropas falangistas. Toda esta zona pasa al control de las Fuerzas Nacionales del General Franco.

  Los simpatizantes izquierdistas eran muy numerosos en nuestras poblaciones, por lo que ante el avance y la ocupación de los nacionales, deben huir a la zona republicana. Los que deciden quedarse serán detenidos, encarcelados y en algunas ocasiones asesinados, bien ejecutados desde el puente de Almaraz, bien fusilados en las tapias de los cementerios de Casas y Belvís (cinco en Casas y dos en Belvís; no se indican la vecindad de los mismos, pero podían ser de cualquiera de los lugares, ya que ambas localidades seguían siendo comunes, pues aún no se había resuelto el contencioso de la segregación, ni lo hará ya).

  Pero también cayeron nacionales en el frente, en memoria de los cuales se erige la cruz de los caídos de Las Casas.

  Tampoco se libran nuestras localidades de las incautaciones o requisamientos de alimentos, ganados, joyas o dinero.

  En 1937 se recibe la orden de eliminar el Ayuntamiento de Las Casas, pasando a depender de nuevo de Belvís.

 

  La posguerra:

  Los intentos de evaluar la destrucción ocasionada por la guerra no siempre coinciden en cifras, dependiendo de las versiones de vencedores o vencidos, pero todos están de acuerdo en caracterizar la realidad de la posguerra por un hecho fundamental: como consecuencia de la guerra en España se pasó hambre, sobre todo hasta 1950, y el país no empezó a estar abastecido de los productos de uso normal hasta bien entrada la década de los cincuenta.

  Poco a poco la situación se irá calmando, aunque de vez en cuando surgía la intranquilidad en nuestras localidades debido a las incursiones de las guerrillas del “Maquis”. En 1946 la partida de “El Francés” (Pedro Díaz Monje) atentó contra la central que Hidroeléctrica tenía en el Tajo, junto al término de Belvís. Poco después El Francés será abatido en Monfragüe. Más adelante volverán a merodear por el pueblo los “hombres de la Sierra”.

  En cuanto a la propiedad de la tierra, en la posguerra todo sigue igual que antes, ya que los ya mencionados terratenientes continúan poseyendo la mayoría de las tierras, en una economía, como siempre, de base agropecuaria. Por esta razón, serán muchos los vecinos que deciden emigrar. Pero a finales de los años cincuenta algo frenará el éxodo de la población:

  En 1957 se publica la autorización a Hidroeléctrica Española y a Hidroeléctrica del Tajo para la construcción de la presa y la central de Valdecañas. Las obras comienzan ese mismo año, finalizando la construcción en 1964 e inaugurándose en 1965 ante franco, su esposa y algunos ministros de su gobierno.

  Mientras las obras duraron, la economía del lugar experimentó un importante auge, pues originó numerosos puestos de trabajo. Además se abonaron las expropiaciones de las tierras inundadas, aunque los precios que se pagaron fueron muy bajos. 

  Una vez terminadas las obras la población más joven tiene que emigrar en busca de trabajo, lo que envejeció y disminuyó la población.

  El éxodo rural era inevitable, y ni siquiera la construcción de la Central Nuclear de Almaraz pudo frenarlo. Los lugares de destino elegidos fueron Madrid y sus alrededores, País Vasco y Cataluña principalmente. Los que se decidieron a cruzar nuestras fronteras lo hicieron hacia países de la Europa Occidental: Francia, Holanda y Alemania (sobre todo el primero).

La construcción de la Nuclear, como hemos dicho, no pudo reprimir la emigración de nuestras gentes, pero contribuyó en el desarrollo económico, tanto por los puestos de trabajo creados como por las aportaciones económicas a los municipios del entorno.

 

 

Fin de la Dictadura = Comienzo de la Democracia:

  El 20 de Noviembre de 1975 muere Franco, y con él la dictadura en España. Tras su muerte, el país entra en una etapa en la que se intentaba crear y consolidar un sistema democrático, semejante al de otros países europeos. Así, se pretendía acabar con las diferencias que habían hecho de España un “caso aparte” dentro del mundo occidental. Comienza la época de la Transición española, bajo el gobierno de Adolfo Suárez, una época de reformas políticas con el fin de conseguir la tan ansiada democracia.

  Las primeras elecciones se celebraron en 1977, dando la victoria a UCD (Unión Centro Democrática). Ese mismo año se empieza a trabajar en la redacción de la Constitución, que fue aprobada en Referéndum el 6 de Diciembre de 1978.

  Las primeras elecciones municipales democráticas se celebran en 1979. En nuestra localidad se presentó un único partido, el Partido Independiente, compuesto por cuatro belvisos y tres caseños. A partir de este momento, se irán sucediendo alcaldes y partidos, no sin frecuentes tensiones y diferencias.

  Entre los logros conseguidos por las distintas corporaciones municipales en la era democrática, cabe destacar:

 

-         Pavimentación de las calles y alumbrado público.

-         Construcción de viviendas de protección oficial y de centros sociales.

-         Ampliación de los depósitos de agua potable.

-         Rehabilitación del castillo

-         Construcción del complejo polideportivo.

-         Dos fases de la Escuela Taller.

-         Rehabilitación del convento.

-         Construcción de los merenderos.

-         Plaza nueva de Las Casas.

-         Nuevo Ayuntamiento de Belvís.

-         Centro de Administración Local de Las Casas  

 

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OTROS MONUMENTOS DE INTERÉS:

 

1. Hospital de San Pedro:

Fue fundado en 1575 por Beatriz de Monroy y Ayala, hija de Francisco de Monroy (I Conde de Deleitosa) y esposa de Fernando Alvarez de Toledo, III Conde de Oropesa. Hemos de recordar que el citado conde de Oropesa fue amigo personal de San Pedro de Alcántara, quien murió en sus brazos en el convento de Arenas. En su memoria, Beatriz fundó dicho Hospital en Belvís, en 1575. Pocos años después, en 1582, muere Beatriz, dejando en su testamento bien dotado al Hospital de San Pedro.

         Estaba situado frente al convento de San Juan de la Penitencia. Los restos de este hospital se mantuvieron en pie hasta hace unos años, habiendo desaparecido casi por completo en la actualidad.

         Contaba con un patio central a partir del cual se distribuían las distintas dependencias. Este patio tenía dos pisos, con arcos que apoyaban sobre columnas, y alrededor de los cuales se encontraban las habitaciones de los enfermos, las salas para el administrador y los enfermeros y la capilla. La iglesia se orientaba hacia el Este, y en su interior contaba con un gran gallo pintado en mosaico de cerámica vidriada, como símbolo del Patrón del Hospital.

 

2. Convento de San Juan de la Penitencia:

         Fundado en 1582, son pocos los datos que conocemos de este convento. Estuvo regido por monjas franciscanas de Santa Clara o Clarisas. Estaba ubicado frente al hospital de San Pedro, en la que actualmente se sigue denominando Calle  San Juan. El edificio ha desaparecido por completo, aunque se sabe de un pozo, ya cegado, que debió estar en el centro del claustro del convento.

 

3 .Casas señoriales y otros edificios de interés:

    De las numerosas edificaciones señoriales con las que debió contar la villa de Belvís en otros tiempos, son pocos los que se conservan. Algunos fueron demolidos, otros, simplemente transformados, pero casi todos habiendo perdido su innumerable valor histórico y artístico. Aún podemos encontrar algunos edificios residenciales de gran valor que podemos ubicar cronológicamente hacia los siglos XV, XVI y XVII principalmente.

         Según recoge Javier Timón en su libro “Belvís, Señorío y Villa”, las edificaciones más antiguas corresponderían a las que se encuentran más próximas al castillo, buscando la protección que ofrecía la fortaleza. Es por esto por lo que comenzaremos el recorrido por los lugares más próximos al Castillo, para seguir una cronología. El tipo de construcción que encontramos en esta zona es más rústico y de menor tamaño que el que aparece en la parte más oriental de la población.

El mejor ejemplo que encontramos es la gran casa situada en la calle del lagar, una empinada cuesta frente a la iglesia. Dicha casa, se encuentra en ruina y en peligro de desaparición. Destaca el arco carpanel de la entrada principal. Pero lo que más llama la atención es la decoración gótica de los vanos de la parte superior, un pequeño balcón y una ventana rematada por un arco conopial.

En esta misma calle, algo más al sur encontrábamos, hasta hace unas décadas, el edificio que daba nombre a la calle, el Lagar. En su fachada destacaba un escudo, único elemento que se conserva de un edificio totalmente reconstruido

Siguiendo nuestro recorrido, llegamos a la plazoleta que se encuentra tras la cabecera de iglesia. En esta plaza se conservan los restos de una casa de sólida estructura, hoy casi totalmente desaparecida por encontrarse totalmente rehabilitada y convertida en residencia privada. El acceso principal se realizaba por medio de un arco de medio punto similar al los que aparecían en las portadas de las iglesias. Junto a este arco existía un escudo con los emblemas del Tribunal de la Santa Inquisición. Ambos elementos, arco y escudo, han desaparecido, y con ellos lo más destacado de este edificio, de gran importancia histórica y artística.

En la misma plazoleta, frente al edificio anterior, encontramos restos de otro gran edificio, del que destaca la portada, con arco de medio punto realizado con sillares de cantería y decorado con bolas similares a las que encontrábamos en el arco que separaba la nave del altar de la iglesia de Santiago.

Hacia la mitad de la Calle Real encontramos otro singular edificio, de esquina, quizá de realización posterior por la inscripción que aparece en sus tres ventanas superiores, y que se cree que estuvo destinado a almacén de aceite por los restos de tinajas que allí se encontraron. Su construcción es a base de sillares, lo que denota más riqueza. La portada de acceso en su bella fachada se decora con elementos de tradición gótica, como el falso conopio sobre la puerta. Sobre la portada existe un mosaico cuadrado, realizado con losetas de cerámica, decorado con arabescos, dameros, castillos y leones, que pudo pertenecer al castillo. El conjunto se remata con una bella cornisa de decoración esgrafiada.

Algo más arriba encontramos otro edificio de gran interés, la antigua cárcel. Su construcción se realiza a base de sillares de piedra bien recortados y encajados, debido a la fortaleza y robustez que precisa un edificio destinado a tal uso. El acceso se realiza por medio de un arco de medio punto de sillares sin decoración. Las rejas originales aún se conservan embutidas en los gruesos sillares de los vanos. Se trata de un edificio de dos cuerpos o pisos, que se encuentra totalmente rehabilitado sobre la base de su aspecto original, por haber albergado dependencias del Ayuntamiento, la sede de la Escuela Taller y actualmente la biblioteca.

Junto a ella, uno de los edificios más destacados de la Historia de Belvís, tanto por su valor artístico como por su estado de conservación. A él se tiene acceso mediante un arco de falso conopio, y sobre él una ventana con las mismas características y bella decoración. Entre ambos elementos encontramos un escudo de la familia Zúñiga. La casa cuenta con un amplio patio, a la derecha del cual se distribuyen las habitaciones y al fondo la cocina con una gran chimenea. Además posee corral y cuadras, que se abren a la plaza. Las losas de barro cocido que componían el suelo ya han desaparecido. Esta distribución es la que aparecía normalmente en las casas de la época, pues este edificio pertenece al siglo XV, momento de mayor esplendor de la Villa de Belvís.

Siguiendo el habitual recorrido encontramos una curiosa portada formada por un arco trilobulado de características góticas de gran belleza.

Al final de la calle aparece otro importante edificio que en otros tiempos fue bodega y cuyos vanos se presentan adintelados, sin arcos ni decoración, pero de gran calidad técnica. Este edificio aún conserva el porche de entrada al corral tan típico en la comarca.

Por último, a la entrada de la población desde la carretera de las Casas y frente al antiguo convento de Santa Ana, aparece otra bella portada enmarcada en arco de medio punto realizado en sillares, sobre el que aparece un escudo sin armas.

 

4 .Edificios de Casas de Belvís:

         Son pocas las casas antiguas que se conservan en esta población, siendo en su mayoría de pobres características y pertenecientes principalmente al siglo XIX, pero destacan sus amplios corrales, lo que denota el carácter ganadero de este municipio, predominando la importancia del corral sobre la superficie habitable. Dichos corrales presentan un elemento generalizado, típico de la comarca, sus grandes portadas y porches, formadas por arcos escarzanos sobre una ancha entrada con gran portón de madera y cubierta por un porche a dos aguas, con estructura de madera y cubierta de tejas.

         En la finca de La Jarilla existe una gran casa de campo construida a base de sillares. Se alza sobre un montículo y desde ella se domina la finca y una basta extensión de terreno. En su parte trasera se sitúan los corrales y cuadras, con un gran portón de acceso. Fue construida a finales del siglo XIX y estuvo habitada hasta hace unos años por los pastores de la finca.

         En esta misma finca encontramos dos edificios singulares conocidas como “Los Cobertizos”. Se trata de edificios de planta circular, con una sola puerta estrecha y un techo abovedado, que da a la obra un aspecto esférico. Sobre la bóveda construida en ladrillo se abre un tragaluz a modo de chimenea, apareciendo ésta frente a la puerta. Cumplían la misma función que los antiguos chozos de escobas, sirviendo de cobijo a los pastores, que guardaban los ganados en los corrales cercanos a cada uno de estos cobertizos.

 

PARA SABER MÁS:

 

(ESTE DOCUMENTO QUE RECOGE LOS DATOS HISTÓRICO-ARTÍSTICOS DE LA LOCALIDAD HA SIDO ELABORADO POR SONIA GARCÍA GÓMEZ, LICENCIADA EN HISTORIA DEL ARTE Y MONITORA DEL CURSO DE "ORIENTADOR TURÍSTICO" DE LA UNIVERSIDAD POPULAR EN LA PROGRAMACIÓN  2002-2003)

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