CASTILLO DE BELVÍS DE MONROY

 

    Auténtico vestigio del destacado pasado histórico de esta villa es sin duda su castillo, símbolo de la grandeza del Señorío de Belvís en época medieval.

    Situado en el flanco oeste de la población, se levanta sobre un elevado macizo de roca granítica desde el que se divisan las llanuras del Arañuelo, las riberas del Tajo o las Sierras de Miravete, demostrando así su privilegiada situación estratégica en los numerosos episodios bélicos que se sucedieron durante los siglos XIII, XIV y XV fundamentalmente.

    A finales del siglo XIII, el Rey Sancho IV concede al caballero placentino Hernán Pérez del Bote, el privilegio de alzar "Casa Fuerte" en Belvís, comenzando aquí la construcción de la fortaleza.

    Se trata de una obra en la que se pueden apreciar las diferentes transformaciones que en ella se han llevado a cabo a lo largo de su historia, pudiendo distinguir dos partes bien diferenciadas: por un lado la fortaleza propiamente dicha, en la que se aprecia el carácter defensivo y militar, que es la que mejor se conserva pese a ser la más antigua; y por otro lado, la residencial o palaciega, en peor estado de conservación.

    Al sur del conjunto se levanta la parte más antigua de la construcción (A, consultar plano del castillo en galería de fotos), que se corresponde con los siglos XIII, XIV y XV. Posee planta poligonal y en ella encontramos dos torres (C y E), unidas entre sí por dos crujías (9 y 10), una interior y otra exterior.

    La torre triangular (C) posee una estructura singular, con un vértice al interior del patio y los otros dos redondeados hacia el exterior. Tuvo tres pisos, destacando en el último un mirador de ladrillo desde el que se divisa una espléndida panorámica. La parte superior de la torre se encuentra rematada por esbeltos matacanes y en sus muros podemos apreciar saeteras de distinta tipología.

    La Torre del Homenaje (E) destaca sobre todo el conjunto, aunque una prolongación del muro Este  de la fortaleza en el siglo XV le restó importancia, quedando empequeñecida por las magnitud del nuevo muro. A juzgar por los restos encontrados, podemos decir que esta torre contó con un cadalso volado de madera que se sujetaba a unos garfios de piedra que aún se conservan y se aprecian en los muros. Este cadalso perdió su razón de ser también tras la remodelación del siglo XV, que dio a la torre un carácter más de vigilancia que defensivo, siendo posteriormente elevada y rematada por matacanes unidos a modo de ventanas.

    De esta primera etapa es también la muralla exterior que rodea el conjunto (B) adecuándose al terreno, destacando las torres semicilíndricas del muro Este, en contraste con el muro liso de la parte Oeste (3), pues lo abrupto del terreno por este lado actúa como defensa natural. En el muro Norte encontramos un elemento significativo por su originalidad, denominado "punta o rediente" (2) y con fines defensivos. La primitiva entrada al recinto amurallado se realizaba desde el muro Sureste (4). Se trata de una entrada en ángulo o recodo, de reducidas dimensiones y entre dos torres de vigilancia, y todo ello para aumentar la defensa y la seguridad de los habitantes de la fortaleza. Existe otra puerta (5) en el lado Noroeste, más amplia y desprotegida, más en consonancia con la estructura del palacio, por lo que se cree posterior.

    Los muros exteriores de esta primitiva fortaleza (D), corresponden a las remodelaciones llevadas a cabo en el siglo XV por Hernán de Monroy, "El Gigante", con una finalidad más señorial que defensiva. Este conjunto se diferencia de la obra más antigua por la solidez del material: sillarejo frente a la mampostería de la parte original.

    A este antiguo recinto se accede por tres entradas (1, 6 y 7), la primera sita en el lado Sur y las otras dos se abren hacia el patio plateresco, en el que quedaron incluidas por medio de suaves escalinatas.

    También al siglo XV pertenece el túnel supuestamente excavado por Hernán de Monroy "El Bezudo" (8) para acceder a la fortaleza con motivo de los numerosos enfrentamientos que mantenía con su primo Hernán de Monroy "El Gigante", Señor de Belvís.

    En el lado Norte del conjunto amurallado se levantan las ruinas de las dependencias palaciegas y el patio plateresco construidos en los siglos XVI y XVII (F). Se accede a este recinto por una puerta que se abre en su parte Oeste (12), sobre la que antaño aparecía el escudo con los blasones de los Monroy-Herrera, que al igual que otros numerosos elementos de cantería fue expoliado, encontrándose hoy día en casas particulares.

    El magnífico patio del siglo XVI contó con doble arcada sobre columnas con hermosos capiteles decorados, y estuvo enlosado de piedras y cerámica, muy similar al que aún se conserva en el famoso Monasterio de Yuste, que aunque posterior, sigue la misma tipología decorativa y estructural, lo que hace suponer que sean obra del mismo arquitecto y maestros canteros, según recoge en su libro "Belvís de Monroy, Señorío y Villa" Francisco Javier Timón García.

    Entre las dependencias pertenecientes al siglo XVII cabe destacar la presencia de un hermoso mirador (13) decorado con esgrafiados desde el que se divisa el Campo Arañuelo, la Comarca de la Vera y la Sierra de Gredos.

    El uso de material menos sólido y más perecedero (estucos, mampostería, etc) debido a un periodo de estabilidad y tranquilidad, así como a las nuevas tendencias arquitectónicas surgidas con el Renacimiento para hacer más factible la profusa decoración, han contribuido al rápido derrumbamiento y ruina de este sector, pese a ser la construcción más moderna del conjunto.

    Con la incorporación del Señorío de Belvís al condado de Oropesa en el siglo XVII por el matrimonio de Beatriz de Monroy  (Señora de Belvís) con Fernando Álvarez de Toledo (Conde de Oropesa), el castillo sufrirá el abandono y  tras él, paulatinamente, la ruina, que continúa hasta nuestros días, aunque recientemente se han realizado algunos trabajos de restauración y consolidación que esperamos poder continuar para recuperar  y ofrecer así una parte de ese legado histórico y artístico del que tan orgullosos nos sentimos todos los vecinos de esta pequeña localidad.

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