4.1.3. Belvís de Monroy: Convento de San Francisco 

    Población situada al norte de la provincia de Cáceres, perteneciente a la comarca del Campo Arañuelo con cabeza de partido judicial en Navalmoral de la Mata. Se sitúa en un suave relieve que constituye el tránsito entre el macizo montañoso de Las Villuercas y la depresión de los ríos Tiétar y Tajo. En 1329 Alfonso Fernández del Bote fundó el mayorazgo de Belvís, que, tras su posterior fusión con las propiedades de los Almaraz, se convirtió en el siglo XV en uno de los señoríos más importantes de la provincia. Tales acontecimientos favorecieron el desarrollo de la localidad, en la que aún persisten varias casas de aire señorial, el rollo o picota, y, sobre todo, el castillo que constituye el monumento más destacado del lugar. El convento de San Francisco de Belvís, es de los primeros que se fundaron en Extremadura que pasarían, más tarde, a pertenecer a la Provincia de San Gabriel. Está situado a algo más de un kilómetro de la villa de Belvís, que fue cabeza del condado de Deleitosa. 

    "Llegó nuestro santo (San Pedro de Alcántara) resignada, y obediente al dicho Convento de Belvís, distante de dicha Villa un cuarto de legua..." 

     En lo eclesial forma parte del territorio perteneciente a la diócesis de Plasencia. En las afueras del poblado existía una ermita dedicada a Nuestra Señora del Berrocal, centro, en aquella época, de peregrinaciones regionales, cuyo origen, según la tradición es de tiempos muy remotos, cuando cayó sobre la comarca una pedrisca de enorme poder destructor, que asoló los campos y las cosechas, respetando sin embargo las tierras de Belvís, por lo que aquellos antiguos "belvisos" levantaron una ermita en el lugar en que hoy se halla, por haber sido encontrada allí la imagen de una "virgen negra" a la que atribuyeron el milagro.
    Junto a esta ermita del Berrocal, se refugiaron Fray Pedro Melgar, y otros, que algunos afirman que se trataba de Fray Martín de Valencia y Fray Juan Xuarez, cuando fueron expulsados del convento de Nuestra Señora de la Luz de Trujillo, entre 1501 y 1505. Allí vivieron algún tiempo como ermitaños.
"Vivían tres religiosos en tres ermitas que ellos edificaron de escoba junto a Nuestra Señora del Berrocal donde agora es el convento, a quienes veneraban por santos aquella tierra". 
    La benevolencia del obispo de Plasencia, don Gutiérrez de Toledo, les concedió la ermita para morar en ella en enero de 1505. Esta concesión la confirmaría el Papa Julio II con un breve, en octubre de 1507. Según Lucas Wadingo, Fray Pedro de Melgar el año 1507, por indulto del pontífice, construyó un convento, estrecho pero proporcionado para 14 frailes.

Edificación del convento
     El convento se edificó, no donde se encuentra asentada la ermita, sino un poco más abajo, en un solar perteneciente a don Francisco de Monroy y su esposa, doña Francisca de Henríquez, condes de Deleitosa y señores del Castillo de Belvís, quienes donaron los terrenos a los frailes del Santo Evangelio y corrieron con los gastos de la edificación del convento, "No con la grandeza que deseaba el patrón, sino según el espíritu de pobreza y humildad del siervo de Dios Fray Pedro de Melgar, entonces custodio".
    El convento quedó aislado de la ermita del Berrocal, a unos doscientos metros, situándose en la llanura de tal manera que la gente, que en número muy crecido, visita la ermita no molesta a los frailes para su oración contemplativa..
    La escritura de su fundación data del 5 de diciembre de 1509, aunque en realidad tuvo que existir un primer contrato, al menos de palabra en 1505 año en el que debieron comenzar las obras, y en el que tuvo lugar la donación del solar y el huerto a los Descalzos..
    "Tiene este convento, además de la huerta. un poco de monte de encinas cercado. dedicado, para que con más retiro se den los Religiosos a la Oración, y contemplación. En él ay una Ermita, y otra en la huerta, y ambas hechas de piedra y barro y cubiertas con tosca tablazón, y tejado, donde mas a lo oculto, por huir de la singularidad se hacen disciplinas extraordinarias y otros exercicios muy gratos a Dios y a tiempos
las han habitado Religiosos".


Se clarifica el contrato entre los frailes y los condes.

    En Enero de 1505 el Obispo de Plasencia dio licencia a Fray Pedro de Melgar, entonces custodio, para recibir la casa y ermita y hacer de ella monasterio, y en octubre de 1507 reciben confirmación del Papa Julio II..

    Aquel solar pertenecía a los Señores de Belvís, quienes lo donaron a los frailes, convirtiéndose en protectores de los descalzos y de su régimen, aún cuando éstos se encontraban en la clandestinidad.

    Aunque el contrato de fundación del convento está datado en 1509, existió un contrato anterior de 1505, año en el que comenzaron las obras y tuvo lugar la donación del solar y de la huerta.. En 1509se ratifica el contrato anterior y se regulariza la situación de los frailes por medio de doce cláusulas que se recogen en el contrato de cesión, en el que se ceden las propiedades del convento a los frailes a perpetuidad.

    En aquellas doce cláusulas se reconoce como primeros moradores del convento a Fray Martín de Valencia, Fray Juan de Garrovillas y Fray Diego de Villanueva, no pudiendo ser mudados de casa sin su consentimiento, ni tampoco recibir frailes sin el consenso de la mayoría.

    -Se nombra a Fray Martín de Valencia como primer vicario.

    -Se ajusta a ocho el número máximo de frailes que habiten el convento.

    -Se establece que sean siempre los religiosos los que elijan al vicario y que éste ocupe el cargo sólo 6 años, para evitar los cargos a perpetuidad.

    -Se regula la indumentaria y régimen de vida de los frailes, que deben vestir sayal, andar descalzos, no pedir vino ni pescado ni carne, no recibir oro ni brocados ni platas, no cobrar precio alguno por las misas y vivir siempre en la pobreza.

    Fueron testigos de la redacción y firma del contrato los Señores de Belvís, el comisario de la provincia de Santiago, los frailes del convento y un escribano público.

    Como vemos estas cláusulas se centran en la protección de los frailes, tanto física como espiritualmente, poniéndolos a salvo de cualquier influencia externa o interna no deseada que perjudicara la pureza de la regla.

    En 1516 se fundó la Custodia de San Gabriel con las once casa que existían en Extremadura, y en 1518, gracias a los trabajos de Fray martín de Valencia se elevó la Custodia a provincia, siendo nombrado primer provincial el propio Fray Martín.

Los Doce: primeros evangelizadores en Nueva España:

    En 1519 Hernán Cortés desembarca en Yucatán, quedando horrorizado con las prácticas religiosas de los nativos; siendo él hombre muy religioso, cree necesaria la evangelización de esas tierras, por lo que escribe al rey Carlos V.

    Fueron los franciscanos los que primero se interesaron por aquella misión y en 1521 obtuvieron el permiso del Papa León X para fundar las misiones. Así, en Valladolid, el 4 de Agosto de 1523 se ajusta por real Cédula el pasaje de los Doce, que deberán ser religiosos franciscanos de la provincia de Santiago y sobre todo de San Gabriel, por ser allí donde se mantenía con mayor rigor la pureza de la regla. Se elige también allí a Fray martín de valencia como superior de dicha expedición.

     Los doce salieron de Belvís en Noviembre de 1523, llegando a Sevilla a primeros de diciembre, desde donde partirán hacia Nueva España el 6 de enero de 1524. Llegaron a tierras mejicanas en Mayo de ese mismo año, donde fueron recibidos con solemnidad por Hernán Cortés.

    El número doce fue fruto de la casualidad, ya que en principio debían ser trece, pero fue tomado como profético por aquellos frailes, que se creyeron instrumentos directos de dios, con la misión de evangelizar el nuevo mundo e instaurar la primitiva iglesia de Cristo.

    Sin dudar de su buena voluntad en la tarea misional el resultado fue muy diferente a sus deseos, ya que se encontraron con un mundo radicalmente diferente al suyo y sobre todo chocaron con los intereses y los abusos de todo tipo cometidos por los primeros españoles, que se oponían a todo y a todos los que impidiesen su rápido enriquecimiento.

    En aquella Nueva España fundaron escuelas, hospitales, conventos y ciudades, llevando a cabo una labor importantísima tanto a nivel espiritual como docente.

 

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